Y la luz de NUBE se apagó

Terminó un frío Noviembre y se despidió su último día con una gran pérdida.

Mi pequeña Venus fallecía dormida en mis brazos. Llevaba a mi lado 9 maravillosos años de los casi 12 que contaba.

Venus estaba ya en mi centro cuando me hice cargo de él.

Fue la herencia más bonita jamás recibida. Venus pertenecía a ADAANA, una protectora valenciana a cuyas representantes Vero y María José conocí un frío día de invierno. Estaban en Madrid para conocer si yo, como nuevo propietario del centro me iba a hacer cargo de la acogida de Venus hasta que encontraran una familia adoptante para ella. Era algo complicado encontrarla hogar porque de pequeña sufrió un accidente que la produjo incontinencia urinaria y fecal.

Y jamás me arrepentiré de haber aceptado.

Durante 9 años Venus ha sido el faro en la noche, la luz de mi centro, mi compañera de guardias y fatigas, de risas y lloros, de sufrimiento y de alegría. Ella me ha visto empezar de cero, ha conocido de primera mano mi vida, mi familia y mi pasión.

Ella ha sido siempre el suave despertar de mis episodios de noctambulismo, con su húmedo y frío hocico sobre mi mano que me hacía volver del mundo de los sueños en cualquier parte de mi centro dónde me encontrara. Ha sido mi alarma ante lo desconocido y la causa de mis prisas para satisfacer su tremendo apetito.

Siempre a distancia pero siempre pendiente de mí. Al acecho de su palote o su currusco de pan ante mi partida o mi llegada.

"Quedas al mando pequeña" la decía siempre al irme. Cuidaba del centro y de sus invitados hasta mi regreso, donde siempre la preguntaba ,"¿alguna novedad al frente Venus?"

Y nunca olvidaré tantas cosas....tantos recuerdos...

Nunca la adiestré, siempre fue educada, siempre supo estar.

Algo incurable se la llevó muy rápido, tan rápido que jamás hubiera pensado que esa visita al veterinario sería la última.

Se fue como vivió, aceptando su situación en todo momento, con tranquilidad en la mirada y sin un mal gesto jamás. Se murió en mis brazos mientras dormía. Dos compañeros han de estar unidos hasta morir. Y lloré, y lloro mientras escribo esto y lloraré durante mucho tiempo su partida.

Era una perra muy especial, todo el mundo lo dirá de sus perros claro. Pero de todas las perras que he tenido en mi vida, Venus ha sido la mejor. Era mi perrita, mi compañera y amiga. Muy buena terapeuta con perros problemáticos y lista como pocos.

Creo que cometí un error muy grave con ella, he de ser sincero. Pensaba que era eterna y que siempre estaría conmigo en mi centro. Y no lo vi venir.

Aún he de recoger su cama, su correa, su toalla, su jabón, sus cuencos, y se me hace difícil no sentir un vacío enorme que sólo se llena de pena, tristeza y lágrimas.

Todo guía ha de saber que la decisión más difícil que ha de tomar es separarse de su perro para siempre, que el momento más duro es acompañarla hasta el final y que la fase más amarga es llorar su ausencia. Pero siempre debe decidir y actuar pensando en su perro y sobre todo, no ser egoísta queriendo retenerlo aplazando lo que es inevitable.

He tenido muchos perros y muchos han partido. Ahora tengo cicatrices en mi corazón y mucha pena en el alma. Lo único que me consuela es continuar por los que aún quedan y pensar que algún día podré reunirme con ellos en la eternidad.

Y ahora, desde la gratitud más grande hacia ella me hago poco a poco a la idea de que la luz de NUBE se apagó, pero que por la noche cerca de la Luna siempre aparece el planeta Venus, y éste ahora alumbra con más intensidad.

Hasta la vista Venus. Y hasta entonces sigue velando por mis sueños.

¡Sigues al mando!

Te quiero y te querré siempre mi pequeña.